I have been looking at a piece of triathlon
history which deserves a reflection. Not
only because of the information but because somebody is working really hard to
make a point. History and politics have
a tread to put “facts” together depending on our experiences, background and
orientations. At the end, that is
history: a bunch of “facts” tight with a tread.
“Fake news” are always present to change the tread or to try to change
the tread. The history I am talking
about is written in Spanish by a Spaniard.
I will try to paraphrase and summarize him without making another
history. The original will be copied to
read in the original language and idiom.
Con nuestro triatlón ya en marcha, el primer acontecimiento histórico
del dopaje se produce en 1985. Un ciclista del equipo olímpico USA, equipo que
arrasó en el medallero de Los Angeles 1984, confesó que les
doparon con transfusiones de sangre en las olimpiadas americanas.
Todos los miembros del equipo confirmaron las declaraciones de su compañero y
el escándalo fue mayúsculo. El polaco Edward Borysewicz “Eddie B”, entrenador nacional, el Doctor
en fisiología Edmund Burke, director técnico, y el Doctor de la
Universidad de Iowa Herman Falsetti, cardiólogo que llevó a cabo
las transfusiones, fueron los cerebros y
ejecutores de la operación. Igual que la USSR en 1980, los USA
arrasaron en el medallero ciclista en 1984. El equipo USA no volvió a ganar una
medalla en ciclismo de pista olímpico, pero la experiencia y
el conocimiento se quedaron en estos tres nombres, un conocimiento
que era la llave del éxito. Y la clientela para poner en práctica esa fuente
conocimiento era amplia.
¿Y quién era esa clientela?
Pues triatletas…Sí, sí, triatletas, y atletas y ciclistas. Hermann Falsetti tenía
clínica privada en Santa Ana, muy cerquita de San Diego, donde la élite de los
triatletas de la época vivía y entrenaba. El primero de sus clientes después de
los ciclistas USA fue Scott Tinley, quien en 1984 empezó a ser paciente de
Falsetti. Los resultados fueron excelentes, Tinley ganó en Kona en
1985, batiendo el anterior récord de Dave Scott y bajando su mejor registro en
más de 15 minutos y marcando su primer sub9h en Hawaii. Además de a
Tinley, el Dr. Falsetti
llevó a Alberto Salazar y años después a Lance
Armstrong. El segundo triatleta en ser cliente de médicos
transfusionadoresfue “The Man”. Mientras Tinley en 1985 pulverizaba
los registros de Hawaii de la mano del médico de California, Scott observaba desde
su casa de Davis y buscaba mejorar en Boulder con los consejos
de Ed Burke. Al año siguiente, en 1986, Dave Scott marca
un registro histórico en Hawaii: 8h28. 26 minutos menos
que su anterior marca y 22 menos que Tinley, que se mantenía en
sus 9h00. El "gran salto" llegó con Scott. Probablemente el
médico era también Falsetti, pero Dave tenía a Ed
Burke de consejero y
amigo. Y el tercer triatleta en seguir los consejos de los
entrenadores/médicos transfusionadores fue el triatleta Lance Armstrong,
quien en 1990 se pasó
al ciclismo de la mano de Edward Borysewicz.
El triatleta tejano tenía 18 añitos
entonces y desde los16 se
codeaba con la creme de la creme del trideporte americano: Mark Allen y Dave
Scott. Eran los años de la nandrolona de Scott Molina y Lance
ya rendía como los triatletas pros. Las transfusiones en el ciclismo USA
empiezan en 1984, y en 1986 ya tenemos a dos triatletas, dos de los “Big Four”
de pacientes de los médicos transfusionadores. Los “Big Four” dominaron el
triatlón en USA y en el resto del mundo en los años 80. El tercero de los “Big
Four” Scott Molina dio positivo por nandrolona, la droga de los triatletas, en
1988, 4 años después de los primeros positivos por esa sustancia en los JJOO
(Los Angeles 1984). Fue en el primer control antidopaje del que se tiene
constancia en el trideporte, hasta 1990 no empezaron en Hawaii. 10 años de
barra libre. Pero nos falta uno de los “Big Four”, el más joven y el más listo,
Mark Allen. En 1983, de rookie, les ponía las cosas difíciles a Scott y Tinley.
En 1986 un Allen con más experiencia mejoraba mucho, pero Scott también,
gracias a Burke. En 1987 Allen volvía a reventar en la carrera a pie, un
sentimiento de frustración se apodera del americano que decide poner fin a
esto…
…1988, el Ironman de Hawaii se
prepara para la batalla del siglo, Scott vs. Allen, pero ésta no se produce.
Unos días antes de la prueba Dave Scott decide no participar por unos dolores
en la rodilla y Mark Allen no tiene su día, cediendo el triunfo a su
compañero de entrenamientos Scott Molina. La espectación y posterior decepción
hizo olvidar que en realidad la auténtica batalla empezó ese mismo día, Paula
Newby-Fraser pulverizaba el récord de Kona y batía a la Baker, esposa de
Molina, por una minutada. Era la victoria del nuevo triatlón frente al antiguo,
la victoria del método de los Multisport frente al de Hellemans, la victoria
del hematocrito frente a las hormonas. Paula establece una nueva era en el
triatlón femenino y sus armas serán aprovechadas por Scott y Allen para la
batalla final: “There can be only one”. El Ironwar empieza ese día de Octubre
de 1988, y durante un año los dos Ironman americanos estuvieron probando la
nueva arma. El 14 de Octubre de 1989 el récord de Kona se superó en casi 20
minutos, desde entonces nadie ha corrido la maratón tan rápido como “The Grip”
y “The Man”. En Junio de 1989 la
farmacéutica AMGEN consigue la licencia para vender Epogen en
la tierra del Tío Sam. En Thousand Oaks
(California), al lado de San Diego donde entrenaban tres de los
"Big Four" y Paula. En 1988 la droga estaba en pruebas en USA y ya
legalmente disponible en Europa. Numerosas
muertes en Bélgica y Holanda, cerca del laboratorio donde se
realizaban los ensayos clínicos en Europa, y récords en los USA. Y récords en
Europa, donde en 1988 un desconocido Belayneh Dinsamo bate el récord de maratón
en Rotterdam, muy cerca del laboratorio de Janssen-Cilag en Tilburg (Holanda).
El etíope baja su tiempo del año anterior en mas de 6 minutos, bate los tiempos
de Derek Clayton, con barra libre de todo, y los de Steve Jones, Carlos Lopes y
Robert De Castella, con barra libre de esteroides y transfusiones, y deja un
récord intocable por más de 10 años. Ni la barra libre de EPO de los 90 logró
batir el récord de Dinsamo. El positivo de Ben Johnson por
stanozol y el enmascarador
made in UCI de Pedro Delgado completan las
proezas de un gran año, Reserva de 1988. En 1989, Allen y Scott mejoran la
cosecha, y el triatleta de leyenda A. Alix estuvo allí,de cuerpo
presente. Ese año el equipo PDM iba cargadito
de EPO al Tour: primeros por equipos, cuatro corredores entre
los 10 primeros, todas las clasificaciones secundarias (regularidad, combinada,
sprints y montaña), Theunisse y Rooks 4º y 6º, montaña para Theunisse, y varias
etapas. En 1988, con las
transfusiones, Rooks fue segundo detrás de Delgado. Los rodadores
holandeses volaban en las cumbres alpinas, superando a los escarabajos
colombianos, años después los planes de
transfusiones del Dr. Bertus Fok con PDM en
1988 salen a la luz y Steven Rooks confesaba haber usado EPO en 1989, con el
Dr. Hubb Jacobs. Todo bajo la atenta mirada del Dr. Peter Jansen,
el médico del equipo. Esos mismos años Mathieu Hermans tambien confesó haber
tomado EPO, pero Hermans estaba en el Caja Rural-Orbea de
Eufemiano Fuentes, diez etapas en la vuelta y una en el Tour son el resultado
de la química sanguínea del Dr. Fuentes. Récords y rumores en
maratón, el récord Ironwar en triatlón y confesiones y muertes en
ciclismo, situan al año de 1989, como el año 0 del deporte. El nacimiento de un
nuevo mesías: EPO.
Pero volvamos a 1984 y a los
deportes hermanos del trideporte. En los USA 1984 las transfusiones eran su
arma secreta y "Eddie B" se dedicó a transmitir el conocimiento
adquirido a los ciclistas
de ruta. Practicamente todo el 7-Eleven de 1987 había pasado por sus
manos, Borysewicz fue el creador de Alexis Grewal, Andy Hampsten,
Greg Lemond, el primer yanquee en ganar el Tour, y Chris Carmichael...
Pero en la vieja Europa no se quedaban a la zaga. Los JJOO de los Angeles 1984
mostraron al mundo la calidad atlética de Italia, un país que sin oros en toda
su historia del fondo atlético, consigue ganar en el 10.000. Los cerebros de
aquello fueron el “enigmático” Renato Canova, entrenador nacional
italiano de atletismo y su buen amigo Luciano Gigliotti, entrenador de maratón.
Bajo la mirada de Canova el equipo italiano cambiaba su sangre con el Dr. Francesco
Conconi, de forma legal. Nos lo contó el
propio Canova y uno de sus
campeones, Alberto Cova. En USA el Dr. Falsetti, y en Europa el Dr.
Conconi desarrollaron toda la ciencia de las autotransfusiones aplicadas al
deporte. Conconi llevó el récord de la hora de Moser, quien con lenticulares y
transfusiones pulverizó los 49,4 km/h de Merckx: 51,1 km/h. Y también fue
el hombre que
estuvo detrás de los 5 Tours consecutivos de Miguel
Indurain, Conconi fue el
asesor en la sombra del Banesto y
del Doctor Sabino Padilla, auténtico
artífice del éxito del Navarro. Y Conconi, desde la Universidad
de Ferrara, educó a los
doctores que triunfaron en los 90s: Dr. Ferrari,
Dr. Cechini, etc... Desde Urs Zimmerman (1986), los triunfos de Roberto
Visentini (1986), Stephen Roche (1987), Claudio Chiapucci (1990), Miguel
Indurain (1991-1995), Tony Rominger (1993 y 1994), Bjarne Rijs (1996) y Marco
Pantani (1998) están relacionados con la ciencia del Dr. Conconi. Incluso el
oro femenino de Gabriella Dorio en los 1.500 m de Los Angeles 1984 se le atribuye a
Conconi: sangre nueva en ciclismo y atletismo. Además en 1984 los
esteroides ya se detectaban y el finlandes que fue plata detrás de Cova dio
positivo por metanolona en Los Angeles. Martti Vaini es otro
prodigio de la genética finesa, esa genética que es solo una predisposición
natural a tomar drogas para el deporte. En Los Angeles 1984 hubo numerosos
positivos por testosterona y nandrolona, eran los primeros, a los que hay que
sumar el escándalo de los Juegos Panamericanos de 1983, donde hasta 19
deportistas dieron positivo con los nuevos controles de anabolizantes. Otro
país destacado esos años fue Portugal, oro en maratón masculino y plata en el
femenino ¿Y qué pasa con ese gen portugués de 1984? Pues sabemos poco,
secretismo absoluto, salvo que la mayoría de los grandes atletas portugueses entrenaron
con Mario Moniz Pereira, el Señor del Atletismo de Portugal, el Pascua Piqueras
de allí. Pero ni Pascua, ni
Antonio Prieto entrenando en altura, podían con los
portugueses de los 80. A parte de eso, poco más, los entrenamientos en Colorado de Rosa Mota,
y que los portugueses compitieron de igual a igual con atletas como Lasse
Viren, Shorter, Cierpinski, Salazar o De Castella. En el año 2.000 con 11 años
de barra libre de EPO el récord de Carlos Lopes era todavía la 15º mejor marca. Si
Lopes se hubiera cambiado la sangre en 1985 hubiera corrido el maratón en 2h02,
lo cual deja claro que estamos ante algo muy serio.
Pasado el año 0 de la era del
trideporte (1989) entramos de lleno en la era Allen, 6 años de paz,
poder mental y nuevo récord (8h07) sin apenas escándalos de dopaje en ningún
deporte. Pero algo se estaba gestando esos años en el ciclismo, algo silencioso
que empezaba a ser rumor y que poco a poco ensordecía nuestros oídos. Retiradas
masivas (PDM en 1991),
exhibiciones prodigiosas con tripletes (Gewiss en 1994) y récords imposibles
(el récord de la hora se superó 7 veces esos años) empiezan a hacer sospechar
que hay sangre nueva
en el pelotón. Como medida preventiva la UCI establece un límite
para el hematocrito en sangre, el 50%. Era el año 1997, ese
año un alemán gana el Tour, por primera vez en la historia. Y ese mismo año
otro alemán gana en Hawaii, por primera vez en la historia. En 1998, salta el
escándalo: un registro de la gendarmería francesa durante el Tour de Francia
destapa una red de dopaje en el Festina y el TVM. Cargamento
de EPO para un regimiento de ciclistas. Los registros se
suceden en todos los equipos. Los ciclistas se plantan: ellos no se
dopan. Los españoles, muy bravos y honestos ellos se marchan del Tour, han
manchado su honor. Banesto, ONCE, Vitalicio y Kelme en pleno, muestran su
compromiso con la lucha antidopaje huyendo para no ser controlados ni
investigados. El Tour lo gana Marco Pantani, muerto años
después por problemas con todo tipo de drogas. La EPO es una realidad y muchos
corredores del Festina dan valores de hematocrito superiores al 50%. A partir
de ese momento la UCI decide intensificar los controles de sangre, con el fin
de evitar problemas de salud por tener un hematocrito superior al 50%. Uno de
los primeros en ser retirado de una competición por esa norma fue el propio
Pantani, en el Giro de 1999. Pero el caso Festina oculta algo: Francia, 1998,
campeonato mundial de fútbol. Pocos franceses están preocupados por el Tour,
son los campeones del mundo por primera vez en la historia, y en Francia se
persigue el dopaje de los ciclistas: fiesta nacional. En ciclismo no ganan
porque todos van dopados, en fútbol son los mejores, sin dopaje. Años
después los valores
hematológicos de la selección francesa de 1998 son puestos en
entredicho por el entonces médico del equipo. Aunque está escrito en su libro,
poco más se supo de eso: silencio se rueda. Si a eso le unimos que los
jugadores de la selección francesa no pasaron
controles antidopaje, todo hace pensar que los ciclistas fueron
usados como conejillos de indias, el caso Festina fue una cortina de humo de
los franceses: somos campeones contra el dopaje y campeones del mundo,
limpiamente. Y coincidiendo con el escándalo del caso Festina y la confirmación
de que la EPO llevaba presente en el deporte mucho tiempo tenemos varios hechos
destacables ese año 1998. El primero es el nuevo récord de maratón del
brasileño De Costa, 10 años después de Dinsamo el récord cae, por unos segundos
apenas. Mientras, en ciclismo los tiempos de 1988 son superados con creces: la
media de 1998 fue 1 km/h más rápida que la de 1988 y eso que el Tour 1998 fue
mas largo. Además el récord de la hora era batido cada año por diferentes
ciclistas ¿Y en triatlón? Pues es curioso, en 1996 tanto Van Lierde como
Hellriegel volaron, pulverizando el récord de Allen, pero en 1997, tras el anuncio del control de
hematocrito por la UCI, los tiempos cayeron en picado. Ni Hellriegel
(Telekom), ni Van Lierde (Mapei), ni Reid (Multisport) se acercaron al récord,
y durante 8 años los tiempos del ganador eran similares a los de Scott en 1986.
O sea, que mientras en ciclismo se iba mucho más deprisa que en 1988 y en
maratón los récords caian poco a poco, en ironman no, se iba más lento. El 50%
de hematocrito de 1998 no era capaz de superar a los Big Four de
1986-1995 ni a los dos europeos de 1996. Si a eso le añadimos que ni Van Lierde
en 1996 fue capaz de correr como Allen y Scott, tenemos el guión perfecto para
la película más sangrienta de la historia del deporte: IRONWAR.
Pero el asunto de la EPO no
acaba en 1998 con el caso Festina. Los siguientes años los escándalos en el
ciclismo se suceden y solo la nueva era deLance Armstrong parece
dar calma a las turbulentas aguas de la EPO. El dominio de Lance comienza con
el control del hematocrito (1999) y con los controles de EPO en la orina
(2000). El americano es un ejemplo para el mundo entero, un ídolo con una
apasionante historia de superación personal. Lejos quedan los años de la barra
libre y Armstrong es el paradigma del deportista limpio. Si fuera dopado, las
drogas lo matarían: Armstrong fue triatleta, es un ídolo.
Sin embargo desde su primer Tour en 1999 una corriente de opinión, encabezada
por el diario L’Equipe, relacionaba a Armstrong con el dopaje ¿Pero no se
controlaba ya el hematocrito? ¿Pero no se controla ya la EPO en la orina? Es el
año 2000 y tras 10 años de barra libre el dopaje con EPO no ha
hecho más que empezar. Lance Armstrong durante 7 años nos ha enseñado que los
controles no sirven para nada. En Sydney 2000 el equipo olímpico chino ve
como 27 de sus deportistas no
pueden participar en los JJOO por valores sanguíneos anómalos.
La sangre de
tortuga de Ma Junren era demasiado espesa. Años después,
la propia Wang Juxia, plusmarquista de 10.000m desde
1993-2016 confesaba el
dopaje de Estado de la China de Ma Junren. Y ese mismo año
2000 con control de hematocrito y de EPO en orina, el triatlón crea 8
monstruos, 8 engendros de apariencia humana que destrozan a Simon Lessing en
los JJOO de Sydney. La Australia de Sutton y sus medicinas, que habían dominado
el trideporte en los años de la barra libre, llega
descabezada. Brett Sutton se mete en un lio sexual con
una menor y es expulsado de Australia, nunca mas ha vuelto a
entrenar allí. Les McDonald amenaza con
sancionar a todo triatleta que siga relacionado con Sutton,
amenaza que evidentemente nunca fue ejecutada, como las sanciones del
trideporte: postureo triatlético. Pero aún sin la EPO que
Sutton pedía a su federación, aquello fue un circo, y poco más se
supo de la mayoría de aquellos engendros. Solo Raña, y Whitfield en 2008,
hicieron algo destacable y 4 de ellos acabaron envueltos en asuntos de doping.
Mientras el Ironman había perdido una marcha, el triatlón ITU en el año 2000
era una auténtica Casa de Fieras. El caso Festina y los controles de EPO no
sirvieron de nada, el trideporte ITU seguia con
la barra libre. En Ironman la cosa no va mejor, y los grandes
de esos años se saben rodear de buenos médicos y consejeros. Thomas Hellriegel
entrenaba en Mallorca con los Telekom, Peter Reid buscaba a Chris Carmichael
para mejorar y a Luc Van Lierde le asesoraban Paul Van Den Bosch y Jan
Ollbrech, el pupilo del Dr. Cees-Rein van den Hoogenband. En el curriculum de
Cees-Rein aparece su pasado en Panasonic (1980s), aparte de la relación de su
pupilo, colega y socio, Wilfred Rip,
con Jacco Verhaeren (seleccionador
holandés de natación) o Theo de Rooij (ex ciclista de Panasonic y
manager de Rabobank). Por sus manos han pasado el ciclista Erik Dekker, el
nadador Pieter van den Hoogenband, y futbolistas como Ronaldo de Lima o
Ruud van Nistelrooij, a parte de muchos equipos olímpicos de Holanda.
Y empieza el siglo XXI, controles de sangre, controles de orina para
todas las sustancias excepto HGH, controles fuera de competición, sanciones de
2 años. Artilleria pesada contra el dopaje, pero todo sigue igual, la velocidad
media del Tour es cada vez mas rápida, y en maratón se baten los récords de los
años de la barra libre, Paula Radcliffe establece una marca
que ha durado 15 años y un keniata del grupo del “Doctor Rosa” es el
primer hombre en bajar de 2h05, en natación Ian Thorpe no para
de pulverizar los récords de los 1980s y estamos a punto de empezar la era
Phelps. Años después sabemos que el hematocrito de Paula era una montaña
rusa, que el Doctor Rosa tiene muchos atletas keniatas
envueltos en casos de dopaje con EPO y que Thorpe tenía problemas
con un exceso de testosterona ¿Y en Ironman? Pues poco a poco
vamos perdiendo el miedo y los tiempos de Roth empiezan a bajar otra vez, los
alemanes vuelven a entrenar con el T-Mobile y poco a poco van entrando en el
podio de Hawaii. En el triatlón ITU sin embargo no levantan cabeza, todo el
esfuerzo de los 1990s se puede tirar por la borda gracias a los engendros de
Sydney, y a la corrupción de Les McDonald y su tesorera Marisol Casado. El
triatlón es blando con el
dopaje, siempre fueron detrás de los demás deportes, a remolque. En
la lucha contra el dopaje, ojo, porque en uso de nuevos métodos son casi
pioneros. Y en tapar estos asuntos también. Mientras en ciclismo y atletismo
los escándalos se suceden, un asunto tan serio como perder la condición de
deporte olímpico pasa desapercibido para el mundo del deporte, y del
trideporte. Pero tomaron medidas. En 2002 dos triatletas ITU del equipo
canadiense son sancionados 4 años, hay que demostrar que somos serios. Y
McDonald aplica la ley del triatlón a su país, el mismo que había ganado las
Olimpiadas y el IM de Hawaii en el 2000. En 2004, coincidiendo con los JJOO de
Atenas, los casos de dopaje en el triatlón se multiplican: Katja Sumacher,
Rutger Beke, Rebekah Keat y Nina Kraft. Había que ganarse la gloria olímpica
y la casa no
estaba limpia. Y mientras el trideporte sigue su tortuoso
camino en el atletismo se destapa un caso que hace tambalearse al Tío Sam: el
caso BALCO.
El caso BALCO es uno de los
pocos casos de dopaje destapados en los USA. Normalmente allí el deporte es
cuestión de estado y sólo cuando algun deportista ha confesado se han destapado
estos asuntos. La USADA y los federales buscaban a Víctor Conte(laboratorio
BALCO), creador de una nueva droga indetectable, el esteroide TGH (Tetrahidrogestrinona).
A parte de crear nuevas drogas el negocio del laboratorio era suministrarlas
(EPO y esteroides) a deportistas, por medio de los entrenadores. Muchos atletas
estaban en la lista de clientes, hasta 40 fueron controlados, y hubo 20
positivos pero sólo unos pocos nombres transcendieron. Años después Marion
Jones, Tim Montgomery, Barry Bonds y Bill Romanowski confesaron haber mentido
bajo juramento y cayeron en desgracia en los EEUU. Pero no solo atletas y
baseballers usaban los servicios de Victor Conte, había muchos otros, entre
ellos famosos y destacados nadadores como Matt Biondi y Amy
Van Dyken. Como siempre el escándalo salpicó a los atletas, pero la
natación salió indemne del asunto. Sus éxitos se deben exclusivamente a los
bañadores. Pero el inicio del siglo XXI fue turbulento en el deporte. A raíz de
lo que pasó en los 1990s las leyes antidopaje se endurecieron y ahora el dopaje
era una cuestión de salud pública: tráfico y consumo de sustancias peligrosas
para la salud de los deportistas. Las nuevas normas tardan en ponerse en
práctica en muchos países. Francia fue la primera en 1998, luego los USA y el
resto, pero en 2005 España todavía no tenía su regulación. En 2004 Jesús
Manzano denuncia en prensa el dopaje organizado en su equipo, el
Kelme, y todo el mundo del ciclismo lo niega. Le llueven las críticas, las
amenazas y el desprecio de sus colegas de profesión, y de los periodistas
palmeros. Nadie le cree, nadie excepto la Guardia Civil. Un avispado picoleto,
el Teniente Enrique Gómez Bastida comienza a investigar al médico del equipo de
Manzano en Kelme, Eufemiano Fuentes. Coincidentemente Fuentes era
también el médico de Roberto Heras en Liberty cuando en 2004 dio positivo por
EPO en la Vuelta a España. La operación Mamut dejó al descubierto de dónde
sacaban algunas de las drogas algunos de los “Doctores” implicados en las
investigaciones de la Guardia Civil. El 23 de mayo de 2006, dos años después de
las denuncias de Manzano, la Operación Puerto sale a la luz pública. Cientos de
deportistas están implicados pero sólo los ciclistas tienen nombre y apellidos,
hasta 58. Jan Ullrich, Ivan Basso, Tyler Hamilton, Roberto Heras, Joseba Beloki
y Alejandro Valverde son los más destacados, únicamente los extranjeros son
sancionados y Alejandro Valverde, que dejó huellas de su ADN en Italia. Pero
entre las bolsas de Eufe había futboleros, atletas, tenistas y boxeadores. Un
elenco de lo más elitista de nuestro deporte, y de parte del extranjero.
Eufemiano había sido médico de la federación de atletismo en los años 80-90,
cuando el deporte patrio despegó por fin en el escenario olímpico en 1992.
Paralelamente a su trabajo en el atletismo, Eufemiano llevó a lo mas granado
del ciclismo hispano, el Orbea de Delgado y Cabestany, la ONCE de Mauri, Chozas
y Lejarreta, el Vitalicio de Freire, el ONCE de Beloki y Heras y el Comunidad
Valenciana-Kelme de Valverde y Pimienta son sus creaciones, en un ciclismo que
desde 1975 lleva a sus campeones vinculados con un gran médico. Pero no es
Fuentes el único médico implicado en la Operación Puerto. Otros galenos muy
conocidos estaban trabajando con “El Canario”: Walter Viru, Merino Batres
y Miguel Angel Peraita. Poco a poco la investigación fue avanzando
y llevó hasta Alemania, donde Thomas Springstein “Top speed”
y Jos Hermens pedían los análisis a Peraita “Top Doc”. Esto
relaciona indirectamente al gran fondista mundial de los 2000s, Haile
Gebreselasie, con la Operación Puerto. Pero también al
triatlón, Springstein llevaba a Anja Dittmer y a su
novio, Stephan Vuckovic, aquel desconocido triatleta alemán que
estuvo a punto der el primer oro olímpico del trideporte. El germano ahora se
dedica a recorrer las islas españolas repartiendo mercancía. La Operación
Puerto es probablemente la Operación contra el dopaje mas importante jamás
llevada a cabo, y sus ramificaciones están todavía vivas. Después de la
Operación Festina, BALCO y Puerto, los años 2000s vieron muchas más operaciones
contra el dopaje y escándalos: Caso Rabobank, Caso Telekom, Operación Grial,
Operacion Cursa, Operación Galgo, Operación Jimbo, Operación Rial, Operación
Estrobo, Caso Humanplasma, Caso Armstrong y muchos otros. La mayoría de estos
casos tienen relación directa, o indirecta con el trideporte: además de
Vuckovic y Dittmer, los olímpicos Xavi Llober y Chemi Merchan, Pancho Pontano,
Lisa Hutthaler, Michi Weiss, Olivier Bernhard, los triatletas que entrenaban
con Telekom (Thomas Hellriegel, Norman Stadler y Faris Al Sultan) y Mapei (Luc
Van Lierde), los que “veranean” en Sudáfrica y en otros Paraísos del trideporte
y muchos otros que se nos escapan. Y eso que ninguna de estas operaciones ha
estado dirigida contra el triatlón, y es extraño porque hay muchos grupos que
serían fáciles de controlar. Pero no, nadie desconfía del triatlón, nadie se
chiva en el triatlón y por ende nadie investiga al triatlón. La realidad es que
se esconden bien, lejos y en grupos reducidos, sin escándalos, sin ruido.
Siempre nos enteramos a toro pasado, cuando las sanciones han prescrito, y para
colmo, siempre hay algún ciclista para salvarles el culo.
Y justo un año después de la
Operación Puerto se destapa el dopaje del
equipo ciclista T-Mobile (Telekom en los 90). Uno de los
masajistas del equipo en los 90 publica un libro donde cuenta con todo
detalle el programa de dopaje del Telekom en los años que
precedieron a sus triunfos en el Tour (1992 -1996). El gran ciclista alemán Uwe
Ampler era el mesías de la EPO en el equipo. Su
declaración es seguida de las confesiones de casi todos los implicados: Erik
Zabel, Bjarne Rijs, Rolf Aldag, Udo Bolts, Bert Dietz,
etc. Todos menos Ullrich, que seguía sancionado por la Op. Puerto, y que lo
negó todo. La noticia del T-Mobile no tendría mucha importancia si no fuera
porque salieron los nombres de los médicos del equipo durante todos sus años de
andadura. Los doctores de la Universidad de Freiburgo, Lothar Heinrich y
Andreas Schmid eran los encargados de suministrar las
medicinas y ejecutar las transfusiones. A pesar de que al principio los
doctores niegan todo, igual que Ullrich, el equipo los aparta y a
finales del año 2007 T-Mobile retira el
patrocinio del equipo ciclista. Un año después y tras la denuncia
del Dr. Werner Franke se demuestra el dopaje
organizado de los doctores de Freiburgo entre 1992-2007, y la
implicación de Ullrich. Y como siempre, los médicos implicados en un caso de
dopaje nos muestran el eslabón perdido del rendimiento en otros campeones. El
nombre de Haile Gebreselasie también salió entre los
clientes de los doctores de Freiburgo y justo ese año de 2007
los triatletas alemanes se retiraron del Ironman de Hawaii aquejados de dolores
estomacales. Norman Stadler, vigente ganador, Faris Al Sultan, el tercero y
Thomas Hellriegel, que ya llevaba varios años a la sombra, se retiraron ese
día, y no volvieron al podio de Hawaii, bueno ni al podio ni al top 10, puesto
al que se abonó Al Sultan hasta su 5º puesto de 2012. La razón de ese
descalabro fue que los triatletas Ironman alemanes entrenaban con
los ciclistas de T-Mobile, en Mallorca, o en California.
Parece que una vez cortado el suministro de la gasolina de Freiburgo, también
se acabó el dominio alemán en Kona. Los tanques se habían quedado sin
combustible. También entrenaban con Telekom en Mallorca,
Hellriegel y el joven Leder, dos de los que dejaron los podios de Hawaii cuando
la EPO se empezó a detectar en los controles de orina en el 2000. El
otro, Jurgen Zack, entrenaba en San
Diego, y tuvo problemas con la testosterona en
2006. Lothar Leder además fue sancionado por su hematocritosemanas
después del caso T-Mobile !Qué coincidencia! Además el doctor
Heinrich era amigo personal del papa, y coach, de Stadler, y
le llevaba el
control médico a Normannator. Por supuesto, el hipócrita
triatleta alemán no sabía nada de las actividades del Dr Heinrich con T-Mobile
y Telekom, pero dejó de aparecer por Hawaii justo al caer el Dr. Heinrich. Unos
meses después el primer
positivo por CERA aparecía en el Tour, el camello de
triatletas Bernard Kohl. Uno de los despedidos del
extinto T-Mobile nos mostraba el
secreto del único equipo alemán que ha ganado el Tour de
Francia y el Ironman de Hawaii.
Todos estos casos de dopaje, en
especial los relacionados con campeones, como el caso Armstrong, solo hacen que
confirmar que sin drogas no hay héroes. Eso y la ayudita de los organismos que
controlan el dopaje (COI, IAAF, ITU, WADA, etc) son el verdadero secreto de los
campeones. Y en medio de esos escándalos llegamos a otra fecha clave: 2008. En
2008 el ciclismo empezaba una nueva era, la era del pasaporte biológico.
Controles de sangre periódicos y contraste de los parámetros sanguíneos con los
valores que tienen una alta probabilidad de ser doping. Los resultados no
tardan en aparecer, el primer año ya hay 23 corredores sospechosos y las
sanciones empiezan a caer en 2009, cuando los valores del pasaporte sobrepasan
los límites establecidos legalmente: Ricardo Serrano, Denis Menchov, Pietro
Caucchioli, Roman Kreuziger (Astana-Neal Henderson), Igor
Astarloa, Carlos Barredo y Jonathan Tiernan-Locke (Sky) entre otros. Desde 2014
no ha habido más sanciones y el pasaporte es historia desde 2012, año en que se
da el último pasaporte anómalo en el ciclismo. Las sanciones tardaron un poco
en ejecutarse. Justo el año que los ciclistas aprenden a burlar el nuevo
sistema, el triatlón tiene la primera sanción, y única, por alteraciones del
pasaporte. Pero no porque los triatletas fueran muy listos, no, es porque el
pasaporte no se implantó en triatlón hasta 2010. Dos años después que en el
ciclismo y uno después que en el atletismo. A Mark Fretta le
pillaron en bragas pero a ninguno más, los triatletas aprenden rápido. En 2011
los rumores sobre la Wellington la llevan a hacer pública su historia de
controles y vemos que en 2012, 2 años después de la implantación del
pasaporte biológico en el tri, la chica de Sutton deja el trideporte en plena
escalada de triunfos, récords y exhibiciones a lo Paula Newby-Fraser,
metiéndose en el top10 de los chicos. En atletismo, como en triatlón, el
pasaporte tarda en dar resultados. Los primeros en 2012, rusas, como no.
Durante 2013 y 2014 los casos se suceden con cuentagotas, pero tienen un
denominador común: Rusia. Ningún americano, ningún ingles, ningún anglosajón. Y
el pasaporte comienza a mostrar su cara más oscura: la corrupción del dopaje.
Es fácil esconderlos, mucho mas que los controles. Por eso nadie los enseña y
cuando lo hacen canta la gallina (Chris Horner, Paula Radcliffe o Marta
Domínguez). Pero no adelantemos acontecimientos y sigamos en 2008, Les
McDonald se jubila y cede su cetro a Marisol Casado, su anterior secretaria.
Ese mismo año caen dos campeones: Dmitry Gaag y Jurgen Zack. Desde entonces
ninguno más, solo pringaos, parias del deporte. Esos que no ganan nada
dopándose ni lo ganaran nunca. Pagan justos por pecadores y nos cebamos con
ellos. Mientras, los campeones se forran a costa de nuestras licencias y en el
trideporte gastamos dinero en controles para nada. Marisol cuida bien del
pasaporte. Es española, paisana de "grandes luchadores" contra el dopaje.
Y curiosamente, coincidiendo con el reinado de Marisol comienzan los éxitos del
triatlón patrio en distancia ITU. En Ironman seguimos viviendo del podio de
Eneko en 2008, las banderitas.
Los años de Marisol pasan sin
pena ni gloria en la historia del dopaje, salvo sus críticas a
la WTC por no controlar a Lance Armstong en su vuelta al
trideporte, y a la Super
League por la falta de controles anti-doping, poco ha hecho
Marisol por evitar el dopaje en el triatlón ITU. Sin embargo en Ironman las
retiradas sorpresa, lo que Pedro Delgado llama el "Tú retírate chaval,
retírate o lo que sea de alguna manera" nos han permitido seguir el rastro
del dopaje. Un dopaje que tiene su momento cumbre, su punto culminante en un hombre: Lance
Armstrong. El americano vuelve al
trideporte en 2011, y tras sus grandes éxitos de 2012 todo parece
indicar que se puede presentar como candidato al
Ironman de Hawaii. Pero en 2012 la suerte de
Lance parece cambiar. Se ve envuelto en un juicio por fraude
deportivo, con muchos de sus ex-compañeros como denunciantes y testigos. La
USADA va a por él. Armstrong se cae con todo el equipo, Nike le retira el
patrocinio y le pide dinero, y el americano confiesa, y lo cuenta todo. Desde
Ed Borysewicz, pasando por Massimo Testa, Chris Carmichael,
Michelle Ferrari y por último, otra vez, Chris Carmichael en su vuelta al
triatlón. Y estos nombres, que escriben la historia
de dopaje de Lance Armstrong, muestran la historia de dopaje del
trideporte: el dominio de los Scotts en los 80 (Borysewicz y
sus médicos), la magia del difunto Larsen y Chris Lieto entre 2005-2010 (Testa),
los entrenamientos de muchos triatletas profesionales (Brett Sutton y el Team
GB) en Saint Moritz (feudo de Ferrari)
y finalmente el omnipresente Chris Carmichael,
o CTS para el
trideporte. Aunque solo 2-3 triunfos en Hawaii se pueden
atribuir a Carmichael, su influencia en el trideporte es
incuestionable: Peter Reid, Norman Stadler, Simon Whitfield, Tim DeBoom y
Craig Alexander han probado los métodos del
CTS. Los métodos de
Armstrong, los métodos de los campeones desde siempre.
Y ahora sí, llegamos a uno de los
últimos y más sonados escándalos del deporte, el caso de corrupción de la IAAF.
Corrupción y dopaje, todo junto. El presidente de la IAAF, Lamine Diak,
junto con Nick Davies y otros miembros de la IAAF, y su propio hijo, que le
asesoraba con su empresa privada, pedían mordidas a los atletas, la mayoría
rusos/as, a cambio de no sancionarles por valores anómalos del pasaporte
biológico. El vicepresidente de Diack, Sir Sebastian Coe, no sabía nada. El
caso se destapa por la denuncia pública de una de las atletas implicadas, que
pagó y no recibió su premio: fue sancionada. La devolvieron sólo la mitad del
dinero. El escándalo es mayúsculo, un gran número de atletas están implicados,
y acaba con la presidencia de Diack. Sir Sebastian Coe, el que veía y callaba,
es el nuevo Jefe del atletismo, apoyado por el
propio Davies y el hijo de Diack, Papa
Massata. Un deportista “limpio” que cimentó su leyenda en los años de los JJOO
del orgullo americano, y anglosajón. Había que demostrar que eran mejores que
los rusos a cualquier precio. Ganó a los comunistas en sus olimpiadas de 1980 y
rindió a un nivel muy alto hasta los JJOO de 1984, los de las transfusiones de
sangre de los americanos, y en 1986 desapareció de la escena atlética. En 1983
enfermó de toxoplasmosis, enfermedad que afectó a varios deportistas en los 80s
y después (Navratilova, Coe, Higuita), se recuperó prodigiosamente para volver
a ser oro en Los Angeles, esta vez sin los rusos de Moscú 1980, esos que iban
cargaditos de esteroides y transfusiones. Y ahí sigue, en su Guerra Fría
particular, pero esta vez manejando los hilos. En el trideporte ITU, el
homólogo de Diack y Coe es Marisol, la persona con más poder en la lucha
antidopaje. Y Cómo no, el triatlón también tuvo su protagonismo en
el caso de los rusos. En el informe McLaren había cuatro
triatletas rusos implicados en el asunto de controles positivos
silenciados por la federación rusa. Marisol salió rápidamente a defender a los
triatletas rusos que fueron a los JJOO de Rio. Seguro que los rusos
votaron por ella en las elecciones de la ITU que tuvieron lugar a finales de
2016.
Y acabamos con el último
escándalo del dopaje mundial: las Autorizaciones de Uso Terapéutico (TUEs en
inglés). Los TUEs son un salvoconducto para doparse, una patente de corso para
aquellos que buscan marcar la diferencia amparándose en un problema de salud.
Algo que empieza a ser una epidemia entre los campeones: Indurain, Armstrong,
Contador, Noya, Wiggings, Mireia y Froome son enfermos crónicos. En 2016 y tras
el abuso de poder de la IAAF, el COI y la WADA contra los atletas rusos,
keniatas, y todos los que pudieran plantar cara al TeamGB, unos piratas
informáticos entraron en la base de datos de la WADA, donde se encontraban los
archivos de los TUEs de los deportistas que participaban en los JJOO de Rio
2016. Había cientos de ellos y curiosamente los actuales grandes campeones de
los deportes hermanos del triatlón estaban allí. El trideporte también. Y eso
que faltaban los que no estuvieron en Rio. Muchos medallistas del TeamGB y de
los USA tienen TUE, la patente de piratería moderna. Todo orquestado por la
WADA de Reenie y la IAAF de Coe y amparado por la FINA de Julio Maglione, la
UCI de Pat McQuaid y la ITU de Marisol. Por la natación no están los más
grandes, Phelps y Ledecky, pero sí algún medallista, bueno, unos cuantos:
Jeanette Ottesen (DAN), Mireia Belmonte (made in SPAIN), Cameron Van Der Burgh
(SA), Siobhan-Marie O'Connor (Team GB), John "Jack" Conger y Kathleen
Baker (USA), Cate Campbell, Madison Wilson, Taylor McKeown y Emily Seebohm
(AUS). Desde las olimpiadas triatleticas del 2000, Australia es la que más
medallas tiene en natación, por detrás de los USA. Ese es el nivel que dan los
TUEs. Por el ciclismo están los dos Sir británicos ganadores de los últimos
Tour de Francia: Bradley Wiggings y Chris Froome, ademas de sus compis del Team
GB, Steve Cummings, Callum Skinner y Laura Trott, el aussie Jack Bobridge
(plata en Rio y Londres) y el siempre presente Fabian Cancellara (SUI). Ese que
era bueno de joven pero que ha estado metido en todos los casos de dopaje
(Operación Puerto, Caso Cechini y TUEs) y de trampas (motorcillos) de los
últimos años. Por el atletismo tenemos a Mo Farah y Galen Rupp, los dos mejores
fondistas olímpicos desde Gebreselasie, los dos pupilos de Salazar. Otros que
están de mierda hasta las orejas. Y por el trideporte, Alistair Brownlee, el
mejor triatleta de la historia olímpica, el hombre que le cierra el paso al
“Corazón Rebelde” de Noya en el Olimpo del deporte, también está. Esto de los
que estuvieron en Rio, porque hay serios indicios de que Contador también tiene
TUE, como lo tuvo en su día Armstrong, ambos con enfermedades diagnosticadas y
con medicación dopante. Pero Contador no fue, se cayó. Igual que se cayó
Noya, otro que es posible que tenga también un TUE vitalicio. En el triatlón
hay numerosos triatletas con TUE, 58 americanos y 100 españoles confirmados.
Los TUEs del trideporte, como los pasaportes biológicos están a buen recaudo en
el cajón de Marisol. Desde 2008 el triatlón, en competiciones ITU y en todos
los Ironman menos Hawaii, es el único deporte en el que se va más claramente
más rápido que en los 90s. Y todo esto se lo debemos a los dirigentes de la ITU
y de la franquicia IM. Gracias a ellos el IRONWAR esta a punto de ser solo una
página de la historia sangrienta del triatlón: la trilogía del Trideporte.
Payo P makes a case
that doping is in triathlon since it started.
He supports what he says looking at the times then and now. Something similar happened to the Chinese in
swimming 90’s when several were caught doped and after they stopped competing
because of the doping. He also supports what he mentions by looking at geographical locations and doping coaches and
doctors as well as consultations with these doctors. Payo takes a look at the privilege given to
certain athletes by ITU or governing bodies, allowing them to dope freely. He points out the TUE’s given. Payo sees that the same doping doctors work
for different sports applying the same procedures.
Payo documents well
what he says letting us know that the Russian hackers were just looking at the
tip of the iceberg. At the same time he
knows that the secrets are well kept and we are far from opening the “Pandora’s
box.” We have some information, how to
proceed from here? Every human endeavor
have an evolution that starts with denouncing (“me too” movement as an example). We have to take a look at our unconscious if
we want to move to doing something.
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